Pasiones políticas.
Pasiones políticas.
En cualquier
reunión social es fácil advertir la falta de razonamiento de las personas en
cualquier campo, aunque sea fácil advertirlo cuando se trata de política. Las
discusiones versan sobre si tal o cual candidato es “bueno” o “malo”, pero
nunca de las ideas en juego. No se parte, en estos debates casuales, de definir
los conceptos antes de iniciar el intercambio de opiniones.
No parece haber
ninguna razón para que las personas que pertenecen a uno u otro grupo político
sean mejores que otras. Se podría decir que, en cuanto a moral se refiere, las
personas suelen ser un término medio: ni muy malas ni muy buenas.
Excepcionalmente existen personas verdaderamente perversas y algunos santos.
Como me dijera mi padre en su breve paso por la política cuando, ingenuamente,
le pregunté por qué no sacaba a toda esta gente y ponía mejores personas, me
respondió con su mirada enigmática habitual: “mijo, esta es la gente”.
Pero en las ideas
esta la diferencia, en saber cuáles son las ideas correctas desde el punto de
vista moral y científico. En cuanto a política se refiere, dada su naturaleza
de regir nuestras vidas, la única pregunta que tiene sentido es si tales o
cuales ideas políticas conducen al respeto por la libertad de los demás o no.
Cada idea tiene consecuencias lógicas inevitables, con independencia de las
intenciones que las esgriman ¿conducen tales ideas al totalitarismo, la
violencia y la pobreza? ¿O conducen a la paz, la prosperidad y el respeto por
cada uno? Esto puede saberse por estudio y razonamiento, y no por medio de
pasiones políticas irracionales.
Pero, siendo la
gente lo que es, y siendo el mundo lo que es, lo que ocurre es que las personas
siguen a un líder político u otro solo porque se enamoran de la persona, sin
examen de sus ideas.
Si por casualidad
resulta que ese enamoramiento favorece a un movimiento político basado en ideas
correctas, la sociedad obtendrá enormes beneficios por el apoyo a estas ideas
desconocidas. En caso contrario, si la pasión social favorece las ideas
equivocadas, el daño y sufrimiento será inmenso en la sociedad, también por
motivos que las personas no comprenderán.
Fermín Garay
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