Una historia Zen

 

Una historia Zen

Recuerdo una historia zen sobre un maestro que solía ver todos los aspectos de una persona. Por ejemplo, se hablaba de un fulano que era ladrón, pero también un buen músico.

Cuando alguien le decía: “Mire, maestro, ahí va el ladrón”, él respondía: “Ah, sí, es un buen músico”.

Y cuando le decían: “Mire, maestro, ahí va el gran músico”, respondía: “Ah, sí, es un ladrón”.

Con frecuencia, las personas no logran adoptar una perspectiva más objetiva sobre la vida y los demás. Una vez que han decidido qué aspecto de alguien quieren ver, ya no pueden percibir ningún otro, incluso cuando las características que ignoran se hacen evidentes.

En Argentina, esta mentalidad parece abundar: muchos solo ven en los demás aquello que confirma sus ideas previas. No pueden ver nada más. En política, sobre todo, esta actitud impera con furia.

Fermín Garay

 


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