Del prejuicio al estatismo y la corrupción.
Del prejuicio al estatismo y la corrupción.
Si vamos a las acepciones de la
palabra prejuicio podemos encontrar: Del lat. praeiudicium 'juicio previo',
'decisión prematura'. 1. m. Acción y efecto de prejuzgar. 2. m. Opinión previa
y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. (Real
Academia Española.)
¿Deberíamos preguntarnos entonces
que hace falta para conocer "bien" algo? ¿Cómo se conoce algo? ¿Debe
haber solo voluntad o también es necesaria una capacidad crítica? Se puede criticar
u opinar sin "conocer bien" El tema del conocimiento es una cuestión
harto debatida en el campo de la filosofía y de la pedagogía. Las cuestiones de
la epistemología y los métodos de enseñanza aprendizaje, entre otras fuentes y
formas de conocimiento, son tratadas en innumerables trabajos, congresos,
medios digitales y demás vías de información que no son oportunos ni es la
intención darle tratamiento en este modesto pensamiento puesto en caracteres.
Con el permiso de pedagogos,
partiendo de la idea que educación y conocimiento son casi sinónimos, cabría
interrogarnos si hay alguna relación entre conocimiento o educación y recursos
económicos o prosperidad de las diferentes sociedades. Por otro lado, podríamos
intentar hacer una introspección como argentinos y preguntarnos si hay
relación, o desde cuándo se puede verificar un paralelismo entre decadencia
política y decadencia educativa.
Otra duda podría ser si solo las
personas que no tienen acceso a niveles educativos mínimos son electores de
propuestas llamadas demagógicas o populistas o bien interrogarnos porque
personas de niveles bajos y altos de recursos coinciden muchas veces en una
misma propuesta de dichos matices. Obviamente nos parece ingenuo y vano indagar
a cerca de aquellos sujetos que por razones ultra evidentes tienen una
inclinación perfectamente definida hacia un sector de los mencionados
anteriormente.
Entonces, tenemos tres tipos de
votantes: el de bajos o casi nulos niveles educativos, el que tuvo acceso a
nieles medios y altos y el que, combinado que alguno de estos, tiene intereses
en prerrogativas estatales pero que los tres pueden llegar a coincidir en una
misma e inveterada propuesta estatista, populista o demagógica.
Ahora bien, hay una sub especie
que se la puede ubicar en un sector de niveles medios y altos, sin intereses en
prorrogativas estatales aparentes, que se expresa de manera progresistamente
republicana o supuesta o teóricamente republicana y liberal pero que a la hora
de optar por un candidato o candidata que promulga esas ideas, pero que se
vistan o se comporten de manera poco ortodoxa, sorpresivamente por una tozudez
casi patológica, escoge (aquella especie) mantenerse neutral o directamente
decide rechazar ideas constitucionalistas que propone ese o esa outsider o
personaje tan particular, en desmedro, o directamente aversión, a una propuesta
de fondo más novedosa pero que implica cierto esfuerzo de abrir el pensamiento
e intentar interiorizarse de algunos temas, indagar sobre ciertas cuestiones,
cuestionarse mínimamente el porqué de ciertas situaciones que hacen al pasado,
presente y futuro de uno mismo y del país y plantearse cuál es el país que
pretendemos para las próximas generaciones, sobre todo. Volviendo al tema del
prejuicio, es un tema también analizado desde el marketing político, como en
otras áreas también, el cual es sopesado según los diversos tipos de sociedades
en donde se lo pretende introducir o hacer jugar o donde se sabe que puede
tener un efecto preponderante, y los medios más utilizados son los medios
tradicionales y los digitales y es incorporado por los diversos grupos etarios
que utilizan más o menos una u otra forma de información y/o comunicación; así,
estamos casi seguros que si vemos a una persona barbuda o mal arreglada no es
confiable o que si habla pausado y tiene buenos modos es buena persona, por
ejemplo y eso lo saben las personas especialistas en marketing político.
Para terminar este pensamiento sería
coherente intuir que el gran enemigo del conocimiento, de la incorporación de nuevos
conceptos o aprendizajes y el progreso de las personas en particular y de las
sociedades en general, es el prejuicio de los seres humanos, por ende la llave
para salir del atraso, la decadencia y la corrupción e intentar ser personas
verdaderamente libres, depende del cerebro de cada uno y de poner en
funcionamiento las neuronas que poseemos para vencer paradigmas y/o conceptos
preestablecidos antes que estas queden totalmente atrofiadas y los prejuicios
sean la regla y el conocimiento y la realidad se conviertan en meras utopías y
así los colectivismos y los autoritarismos rijan nuestras vidas de manera
triste pero previsiblemente orwellianas.
Maximio Ruíz.
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