Sobre la psicología de las conspiraciones

 Sobre la psicología de las conspiraciones

 Desde la pandemia parece haberse formado un nuevo tipo de psicología, que podría denominarse “psicología de las conspiraciones”. Dadas las aberraciones de los gobiernos en aquel momento, surgió una comprensible y completa falta de fe en las instituciones.

Dado que es imposible para el ser humano no interpretar la realidad de alguna manera, muchas personas buscaron creencias alternativas a las convencionales. Como cada individuo no puede saberlo todo, y solo puede tener un fragmento de conocimiento, gran parte de nuestras ideas sobre el mundo son creencias que no sabemos de primera mano. Además, es inevitable que esto ocurra, porque si necesitáramos verificar cada fragmento de información antes de actuar, no nos alcanzarían mil vidas para saberlo todo, y no podríamos avanzar un solo paso. Es decir, una civilización compleja implica que usamos una gran cantidad de conocimientos que no comprendemos.

Las personas más inteligentes se caracterizan por ser conscientes de este problema y de su ignorancia; cuando quieren saber algo de primera mano, lo investigan por sí mismas, sabiendo que nunca podrán saberlo todo. Sin embargo, estas personas más “pensantes” son muy pocas. La mayoría simplemente tiene creencias inconscientes sobre casi todo. Por lo tanto, cuando ocurre una circunstancia colectiva y traumática, y las creencias convencionales son puestas en duda, para muchos no queda más alternativa que abrazar creencias alternativas. En muchos casos, estas nuevas creencias pueden contener, de hecho, mucha verdad; otras mezclan verdad e ilusión de maneras muy creativas.

Veamos algunas características de este nuevo tipo de psicología:

Estas personas hacen generalizaciones excesivas; es decir, se trata de un pensamiento de “todo o nada” y no logran discriminar las diferencias de grado entre diferentes posturas. Simplemente, todo lo que ocurre es el resultado de un pequeño grupo poderoso que maneja todo lo que existe, y nadie puede verlo salvo ellos, los "iluminados" que ven donde los demás son ciegos. Ellos poseen “la información correcta” que, no sabemos cómo, ha logrado salvarse de este dominio global.

Otra característica de estas personas es que nunca se exponen a la crítica. Solo hacen afirmaciones que creen demostrar mediante la publicación de memes, pensando que todo el mundo percibe lo mismo ante estos estímulos. Esto se asemeja a la modalidad de pensamiento infantil, donde el niño no logra entender que existen otras perspectivas además de la suya. Estos memes o fragmentos de información son interpretados desde el nuevo sistema de creencias, que para estas personas resulta obvio y dan por sentado de manera inconsciente. No pueden comprender que esos “datos” que muestran tienen significados diferentes para distintas personas. Creen que los “datos” demuestran o hablan por sí solos, sin entender que están siendo leídos desde su propio sistema de creencias inconsciente.

Otra característica de esta psicología es la completa pasividad a la que conduce el nuevo sistema de creencias. Siendo una psicología que piensa en términos absolutos, todo sistema social y político es visto como falso y parte de la conspiración. Por lo tanto, no hay nada que se pueda hacer: todos los políticos y toda la política son lo mismo. Y, obviamente, estas personas tampoco están dispuestas a actuar individualmente, debido a la evidente diferencia numérica entre unos pocos iluminados y un sistema global dueño de ejércitos y multitudes. Tampoco son propensas a poner en riesgo sus vidas o las de sus familias, que, paradójicamente, viven dentro del sistema que pretenden haber superado. Por lo tanto, esta psicología se complace solo en el “conocimiento”, en la satisfacción de sentirse iluminados frente a los "dormidos", pero sin ninguna intención de tomar medidas prácticas para evitar los males que perciben.

Ahora bien, como mencionamos anteriormente, hay muchas verdades en estas creencias alternativas; sobre todo si se las aborda críticamente, pueden dar lugar a nuevas e interesantes perspectivas. La dificultad surge cuando estas creencias se toman de forma acrítica, que es como las abordan estas personas.

Ninguna creencia es completamente falsa, y muchas de ellas contienen importantes verdades. Hay, de hecho, diferentes agendas políticas globales, y la libertad individual peligra hoy más que nunca. Sin embargo, existen todo tipo de diferencias de grado entre las distintas posturas políticas y personas que compiten con estas aspiraciones globalistas. También hay mucho de caos e imprevistos en el supuesto plan globalizante perfecto. 

Hay un punto adicional que vale la pena tener en cuenta. Esta nueva psicología necesita creer en todo momento en un “gran otro” malvado que controla todo. Este gran otro es todopoderoso, y el resto de las personas son víctimas, “títeres”, no responsables de nada de lo que ocurre. Es una psicología que, paradójicamente, se autocumple, algo muy parecido a lo que ocurre con el marxismo y las ideas de izquierda: necesitan un enemigo y terminan por hacerlo surgir. La izquierda termina por crear esa clase explotadora que luego intenta combatir, crea la pobreza que lamenta, inventa los derechos que no puede sostener y combate a quienes considera responsables de abolir estos derechos.

Este último fenómeno ocurre debido al teorema de Thomas: “Las situaciones que son percibidas como reales, son reales en sus consecuencias”. Desde este punto de vista, también la psicología de las conspiraciones, de alguna manera, sostiene y reproduce el sistema que considera opresor.

 

Fermín Garay

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