La religión y sus múltiples interpretaciones.

 La religión y sus múltiples interpretaciones.

 

La religión, aunque suele percibirse desde un único punto de vista, puede contener, dentro de sus propias configuraciones teóricas, diversas formas de interpretación. Estas interpretaciones parecen ajustarse a los distintos estadios del desarrollo de la conciencia identificados por la psicología evolutiva. A grandes rasgos, podríamos resumir estos modos de interpretación como: interpretación mágica, interpretación literal, interpretación racional e interpretación mística de la religión. Todas estas dimensiones pueden coexistir dentro del concepto de religión y, cuando no se comprenden con claridad, generan conflictos y contradicciones entre las personas al utilizar dicho concepto.

1. Interpretación mágica de la religión

En este nivel, la religión es entendida como una herramienta para ejercer control sobre el entorno, la naturaleza o el destino a través de rituales, invocaciones o prácticas mágicas. Se basa en un pensamiento animista, en el que las fuerzas sobrenaturales pueden ser manipuladas por el ser humano.

Ejemplo: En muchas culturas tribales, se realizan danzas de la lluvia para invocar precipitaciones en épocas de sequía. Asimismo, el uso de amuletos o talismanes con la creencia de que ofrecen protección o suerte representa este nivel interpretativo.

Ejemplo contemporáneo: El vudú haitiano, por ejemplo, combina elementos del animismo africano con el catolicismo, utilizando rituales, ofrendas y figuras esculpidas (como los muñecos de vudú) para invocar a los loa (espíritus) con el fin de obtener favores o influir en el destino. Otro caso actual es la santería cubana, donde se busca la intervención de los "orishas" (divinidades) mediante rituales y sacrificios.

Ejemplo contemporáneo: La creencia en el "mal de ojo", presente en muchas culturas modernas, y el uso de amuletos como el "ojo turco" o rituales específicos para neutralizarlo, también refleja esta interpretación mágica. Estas prácticas, aunque contemporáneas, siguen fundamentadas en la idea de manipular fuerzas invisibles para obtener beneficios o evitar daños.

 

2. Interpretación literal de la religión

En este nivel, los textos sagrados y las enseñanzas religiosas se interpretan de forma estrictamente literal, como verdades absolutas e inmutables. Este enfoque suele estar vinculado a estructuras jerárquicas y dogmáticas que exigen obediencia a las normas religiosas establecidas.

Ejemplo: La creencia en la creación del mundo en seis días, según el relato del Génesis, y la negación de teorías científicas como la evolución, en favor de una interpretación literal de los textos sagrados, es un claro ejemplo de esta interpretación.

 

3. Interpretación racional de la religión

En este nivel, la religión se examina críticamente y se busca armonizarla con la razón y el conocimiento científico. Se privilegia la interpretación simbólica y ética de los textos sagrados, y se enfoca en cómo las enseñanzas religiosas pueden guiar la vida moral y social de las personas.

Ejemplo: El obispo John Shelby Spong, conocido por sus interpretaciones progresistas, declaró: “He ido mucho más allá del literalismo bíblico”, sugiriendo que la fe debe evolucionar hacia una comprensión más simbólica y acorde a los valores éticos contemporáneos.

Ejemplo: La obra de Maurice Nicoll, discípulo de Ouspensky y vinculado a la psicología de Gurdjieff, representa este enfoque. Nicoll reinterpretó los Evangelios cristianos como alegorías de procesos internos de transformación psicológica, en lugar de relatos históricos literales.

Ejemplo: Teólogos como Tomás de Aquino, quien intentó reconciliar la fe cristiana con la filosofía aristotélica, reflejan este enfoque racional. También el diálogo interreligioso contemporáneo, que promueve el entendimiento mutuo basándose en valores éticos compartidos más allá de las creencias literales.

 

4. Interpretación mística de la religión

En este nivel, la religión es entendida como un camino hacia la experiencia directa y trascendente de lo divino o lo absoluto. Se trascienden las interpretaciones literales y racionales, y se busca una vivencia espiritual profunda que trasciende las formas y los dogmas.

Ejemplo: El sufismo islámico, con sus prácticas contemplativas y poesía mística como la de Rumi, busca la unión directa con Dios.

Ejemplo: En el cristianismo, los escritos de místicos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Ávila reflejan este enfoque.

Ejemplo: En la cábala judía, se busca alcanzar la unión con lo divino a través de la comprensión esotérica de la Torá y el Zóhar. El concepto de "Ein Sof" (lo infinito) en la cábala simboliza esta experiencia trascendental. Los ejercicios meditativos asociados al árbol de la vida y las prácticas místicas del judaísmo profundizan esta búsqueda.

Ejemplo: En el budismo zen, la experiencia del "satori" (iluminación) es un claro ejemplo de esta interpretación, al igual que las prácticas meditativas que buscan la unión con la realidad última.

 

Todas estas dimensiones pueden coexistir dentro del concepto de religión, y reconocerlas ayudaría a una mayor comprensión entre individuos y culturas.

Aún más valiosa sería esta comprensión si incluimos la propuesta de Ken Wilber sobre la función de la religión para el individuo y la sociedad: servir como "cinta transportadora" que pueda brindar un camino de desarrollo para las personas, según las necesidades de cada uno. Cada interpretación de la religión puede servir como una "estación vital" capaz de brindar respuesta para los diferentes tipos de necesidades espirituales de las personas y culturas. La religión volvería de esta manera a tener el mismo valor social que tuvo en tiempos pasados, pero ahora adaptada a los conocimientos disponibles de la modernidad.

 

Fermín Garay

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