Igualdad ante la ley
Igualdad ante la ley
La igualdad ante la ley implica un sistema jurídico donde no hay privilegios legales para nadie. Sin embargo, cuando una sociedad se ha acostumbrado durante décadas a estos privilegios legales, la desregulación jurídica es difícil, ya que miles de personas que se beneficiaban con la regulación dejarán de hacerlo, si es que logra implementarse este proceso desregulador.
La 'maravillosa' perversión de un sistema regulado es que convierte a miles de personas en cómplices del sistema, no porque haya nada malo en las personas, sino porque esas son las reglas del juego que el sector político ha implementado en la sociedad. Cada una de estas regulaciones beneficia a alguien a costa de todos los demás. Finalmente, el país estalla y se pide un cambio, pero, lógicamente, el cambio se pide para los demás y no para uno mismo cuando se es beneficiario de la regulación.
Un sistema jurídico que beneficie a todos no debe favorecer a nadie en particular. Por eso, la justicia debe ser 'ciega', sin ceder a los reclamos de un cierto sector, ya que al hacerlo destruiría el orden que beneficia a todos. Si la ley cede al reclamo de un sector de la economía, otro sector exigirá los mismos derechos. Finalmente, la igualdad ante la ley es destruida y la vida se convierte en una lucha entre sectores, una violencia institucionalizada.
Fermin Garay
Comentarios
Publicar un comentario