Interestelar y el futuro de la ciencia

 


Interestelar y el futuro de la ciencia

 En la gran película de Christopher Nolan intervienen elementos relacionados con la física, la filosofía y la subjetividad humana. Pero estos tres elementos forman parte de una teoría unificada del universo que aún está por nacer… Veamos cómo.

En la película, el piloto de la NASA Joseph Cooper se embarca en una misión desesperada al espacio con la esperanza de encontrar un nuevo planeta habitable para la humanidad, destinada a la extinción por el creciente deterioro de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta Tierra. Cooper debe abandonar a su familia, con gran angustia, para vivir, junto a su tripulación, una situación desconocida y de extremo peligro.

Uno de los aspectos científicos que aborda la película es la teoría de la relatividad. Según esta teoría, el tiempo transcurre de manera diferente, desde el punto de vista de un observador externo, cuando viajamos a grandes velocidades o estamos inmersos en campos gravitacionales distintos. La gravedad curva el espacio, lo que implica que, a mayor fuerza gravitacional, más lento es el paso del tiempo desde un punto de vista externo. La persona que vive en determinadas condiciones gravitacionales no percibe esta diferencia temporal, pero, desde el punto de vista de alguien que habita en otras condiciones gravitacionales, el tiempo transcurre de manera diferente.

Por lo tanto, solo unas pocas horas en un lugar pueden equivaler a décadas en otro, dependiendo de las condiciones gravitacionales. Cooper y su tripulación experimentan este fenómeno de manera dramática, conscientes de que cada hora que pasan en ciertas condiciones puede significar décadas de tiempo en la Tierra, décadas de vida que Cooper pierde con su familia. Este fenómeno, sustentado en investigaciones recientes con relojes atómicos, refleja con precisión cómo el tiempo puede dilatarse bajo diferentes fuerzas gravitacionales.

Otra teoría física presente en la película es la idea de una realidad en cinco dimensiones. La realidad es espacio-tiempo, una estructura que comprende altura, anchura, profundidad y tiempo, todos ellos unidos en nuestra experiencia. Sin embargo, en la película se introduce una quinta dimensión. En el filme, unos seres que habitan en esta dimensión intentan ayudar y comunicarse con los humanos. En la quinta dimensión, se trasciende el tiempo, de manera que presente, pasado y futuro pueden ser observados desde fuera, como si fueran un único evento físico. Estos seres utilizan la gravedad para atravesar el tiempo y enviar mensajes a los humanos (la película revela quiénes son). Esta idea está relacionada con conceptos de la teoría de cuerdas y los modelos de dimensiones adicionales que explora la física teórica.

Otro de los elementos teóricos que aparecen en la película está relacionado con las ciencias humanas: la diferencia entre colectivismo e individualismo. En el filme, el profesor Brand, científico teórico y promotor del proyecto que busca un nuevo mundo, representa una perspectiva colectivista de los seres humanos. Es decir, Brand considera a la humanidad como un todo, como especie, y no en términos de individuos. De diferentes maneras, el colectivismo tiende a despreciar la vida humana individual, dispuesto a sacrificar vidas particulares en beneficio de un supuesto bien colectivo. Sin embargo, este “todo” humano resulta ser una abstracción de la humanidad, y no los sujetos reales que viven y mueren. Por otro lado, Cooper encarna la actitud individualista: piensa en sus propios intereses, en los de sus seres queridos y en los de las personas individuales de todo el mundo. La humanidad no es un todo abstracto, sino una suma de individuos, cada uno con un valor intrínseco. Estas dos formas de entender al ser humano son la base de dos sistemas políticos posibles para la humanidad: el socialismo, basado en el colectivismo, y el capitalismo, centrado en la defensa de los derechos individuales. La actitud de Cooper termina por inclinar la balanza para salvar a la humanidad, mostrando que estos intereses individuales tienen un impacto en “el todo” mucho más eficiente que el colectivismo, que habría derivado en pura destrucción.

Otro elemento humanístico en la película es la subjetividad humana. Aquí, la subjetividad se refiere a la “interioridad”: nuestro mundo interno de anhelos, emociones, valoraciones y significados. Este es el ámbito que estudia la psicología.

En el filme, Cooper descubre que las emociones humanas, en especial el amor, son “cuantificables”; es decir, son datos reales intrínsecamente unidos al funcionamiento del universo. En un momento de la película, la doctora Brand, parte de la tripulación que viaja al espacio, intuye esta teoría, pero no es comprendida por el resto de los miembros. Este amor que siente la doctora Brand por un astronauta perdido la impulsa a buscarlo; los sentimientos de Cooper por su hija lo ayudan a transmitir un mensaje desde el mundo de cinco dimensiones; y la confianza de su hija en que su padre no la ha abandonado la lleva a descifrar la teoría física más increíble. Estas emociones terminan teniendo consecuencias físicas palpables, lo que resalta cómo las conexiones humanas impactan tanto en la subjetividad como en la realidad material.

Ahora veamos cómo se integran todos estos elementos en una nueva teoría científica que aún no ha surgido, pero que podría emerger en un futuro, esperemos, no tan lejano.

Podríamos decir, simplificando mucho, que en diferentes épocas de la historia humana han surgido diversas visiones del mundo y del universo. Tal vez podamos hablar de una antigüedad basada en mitologías religiosas y concepciones racionalistas e idealistas, una Edad Media marcada por una perspectiva teocéntrica, y una modernidad en la que aparecen diversas concepciones de la espiritualidad, las humanidades y el materialismo científico.

Algunos pensadores creen que en nuestra era todavía falta una perspectiva unificada del universo. Esta visión debería ser “no reduccionista”; es decir, no limitarse a explicar el mundo material y biológico, sino también abarcar el mundo de la mente humana y la subjetividad. Actualmente, las ciencias humanas y las ciencias físicas parecen disociadas. Autores como Thomas Kuhn, Karl Popper y Paul Feyerabend han intentado conectar la subjetividad humana con las teorías más “duras” de la ciencia física y biológica.

Sin embargo, todavía falta una teoría unificada que incluya física, biología y conciencia humana. El materialismo científico y la teoría evolutiva darwiniana predominan. Esto nos deja con una perspectiva materialista de la vida, en la que la conciencia humana es vista como un accidente evolutivo, un “epifenómeno” de la materia. Pasamos de un enfoque idealista y religioso a otro materialista y biológico. En esta era, el problema de la interacción mente-cuerpo sigue siendo una anomalía. ¿Cómo explicar nuestra experiencia subjetiva de emociones, pensamientos y necesidades en un mundo material? Este problema, conocido como “interaccionismo”, sigue sin resolverse.

Un autor que presagia una nueva teoría unificada es Thomas Nagel, en su libro La mente y el cosmos. Nagel plantea la pregunta fundamental: ¿De qué naturaleza debe ser el universo para producir seres conscientes, capaces de entenderlo y realizar valoraciones morales? Si nuestra capacidad de ser conscientes no es un accidente evolutivo, su posibilidad debe haber existido siempre, en potencia, desde el origen mismo de la existencia.

La nueva visión unificada del universo

Una perspectiva que podría responder a estas preguntas es el “panpsiquismo teleológico” o “evolutivo”. Según esta teoría, la conciencia es una propiedad fundamental de la materia, presente en diferentes grados en todos los niveles de la realidad. El universo tendría un propósito: avanzar hacia una mayor conciencia y significado. Esto no implica necesariamente un Dios creador, aunque tampoco lo descarta, pero sí un cosmos con propósito. Autores como Ken Wilber ofrecen marcos integradores para pensar en una realidad donde la materia, la vida y la mente formen un todo interconectado.

En resumen, Interestelar nos invita a reflexionar sobre cómo las emociones humanas, como el amor, los significados subjetivos y la estructura del universo pueden estar interrelacionados. Aunque teorías como el panpsiquismo aún no están demostradas, ofrecen un marco fascinante para pensar en el vínculo entre mente y materia, y en cómo podríamos unificar estas dimensiones en una visión más amplia de la realidad.

 

Fermín Garay


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