Izquierdismo
No es raro que, para los
izquierdistas, cualquier cosa se convierta en un fenómeno político. Como para
ellos el gobierno debería controlar todas las dimensiones humanas, nada debe
escapar al poder político.
Por otro lado, dado que el
pensamiento de izquierda se basa siempre en el conflicto entre lo que llaman
“clases sociales”, no conciben la posibilidad de paz. Para ellos, la violencia
es una parte intrínseca de la vida.
El problema surge cuando sus
filosofías alcanzan el orden jurídico: el conflicto y la violencia se
materializan y se vuelven reales. En este sentido, la profecía se autocumple:
se crea un enemigo que luego se combate.
Ante este fenómeno, los liberales
pueden optar entre dos caminos. Uno es no entrar en el juego de la lucha, pues
consideran que solo aumentará el conflicto. La otra opción es entrar en el
combate, utilizando cierto grado de agresividad para lograr una progresiva
disminución de las ideas que dañan a la sociedad.
Aunque el riesgo de “convertirse
en lo que se combate” está siempre presente, debe entenderse que, para el
liberal, la lucha solo puede ser instrumental y temporal( es decir, es una
lucha defensiva, no agresiva), nunca algo intrínseco a la vida, como sí lo es
para la izquierda.
Fermín Garay
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